Cuando la distracción ayuda a la memoria
- 12 febrero, 2022
- Posted by: administrador3
- Category: Memoria

Que la concentración ayuda a aprender y a recordar mejor es una verdad que todos aceptamos. Su contraparte, que la distracción es negativa para la memoria, no siempre es cierta.
Muchas veces, el recuerdo posterior se estimula por periodos de distracción o descanso mientras se estudia. En general, es recomendable interrumpir periódicamente la lectura y el estudio e intercalar actividades que distraigan la mente. Al regresar al trabajo, puede observarse que se entiende mejor y se adelanta más.
Un reciente estudio realizado en la University College London, comprobó que personas con problemas de memoria, debidos a daños en el hipocampo relacionados con la epilepsia, mejoraron su desempeño en tests de memoria cuando se incluía alguna distracción en el experimento.
En el estudio se le mostraban fotos de paisajes y se les pedía luego que recordaran lo que habían visto. Los sujetos con problemas de memoria tenían mucha dificultad para identificar las imágenes, mientras que los sujetos del grupo control lo hacían con mucha facilidad. Más adelante, se les mostraron imágenes similares, pero antes de preguntarles, se les hacía ver imágenes muy diferentes, de caras. Entonces, el resultado del grupo afectado igualó al del grupo control.
Cuando estudiamos, las distracciones deben pasar a formar parte de nuestro plan de estudio. Por supuesto, primero hay que hacer un plan, tener un método establecido para estudiar. En el mismo, el periodo de distracción, descanso o relajamiento debe estar incluido desde un principio.
Hoy día, no necesitamos más motivos de distracción, tenemos demasiados. Tenemos múltiples distracciones “modernas”, los mensajes de texto, los correos electrónicos, la música, las noticias, los chats, que se suman a las “tradicionales”, los ruidos ambientales, la familia si estudiamos en casa o los demás si lo hacemos en una biblioteca, la televisión, entre otros.
Si no tomamos medidas, las distracciones nos abruman y el tiempo lo perdemos sin completar la tarea que nos hemos propuesto. Luego, hay que “planificar” las distracciones. Por ejemplo, si queremos conversar vía chat con alguna amistad, o ver nuestros mensajes en Twitter, no lo hagamos en el momento en que aparezca el mensaje. Decidamos que vamos a estudiar, digamos, 20 minutos y, entonces, revisar y contestar los mensajes durante cinco minutos. Luego, volvemos a la tarea por otro periodo, y así sucesivamente.
Las interrupciones planificadas se convierten, de esa manera, en ayudas, pues al regresar a la labor, relajados, muchas veces entendemos mejor lo que antes nos estaba dando trabajo. Convertimos así algo negativo en algo positivo.
De esta manera, la distracción deja de ser un problema y se convierte en una ayuda.
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